Una muñeca de porcelana, olvidada en aquel sillón, de un siglo atrás, invadiendo la nostalgia de otros sueños de alrededor, era de una niña de un ayer, con tirabuzòn, vestido de terciopelo y lazitos en los zapatos, se llamaba Azucena, se aparecía en la sala interior de la gran casa, un fantasma del pasado en un principio con final, una leyenda, un amor no correspondido, la inspiración en el sentimiento, la luna que salió en otra noche, las estrella regalando el cielo, los besos de un ensueño, Azucena fue un amor de Elías en su juventud, en su adolescencia, y hubo boda, y fue en esa ciudad de la gran casa, y tuvieron, una hija, un hijo, y otra hija, pero aquella muñeca de porcelana, siempre estuvo allí, en el lado bueno de un pasado, sin tormento, sin día gris, y se escribió la oda a una inmensa poesía, en un retrato de otro mañana que ya no fue pasado...Feliz domingo, amigos, con la calma de un día de hoy, el verano va tomando color, sabor, sensación.
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