La música que invade el amor, y nace el pensar, el querer, el amar, en ese mundo que es irreal, y real a la vez, es la melodía de nombres que se dicen en una canción, que llega a ese corazón, a la sensación de volver a ser, a intentar, y alguien en algún lugar del mundo, se olvida de la soledad, y se adentra en el sentimiento, de un aroma, frente a ese horizonte, de un día de calma, en un domingo de alrededor, cuando una carta se abre, se lee, y se dicen tantas emociones en una divinidad, que ya se sonríe, que ya se adivina la armonía, la filosofía de otros minutos de una felicidad perdida y encontrada a un tiempo, y surge un no se que, en un no se cuanto, y en un no se como, sin un porque, sin una respuesta, que sólo será incógnita cuando relucen los besos, en otra fragancia, es la música que renace de los sentidos, de lo visualizado, que profundiza en ese alma que ya no está sola, que plasma lo que siempre será, y en una calma divina, con los ojos cerrados, en el pensamiento, se escucha esa mùsica que imagina, que despierta secretos, que son aromas de alguna esencia, que nacen, que caminan por ese sendero de la tranquilidad, y dónde la realidad, es la fidelidad, de sinceridad, en el ambiente, en el motivo, cuando la pregunta ya contesta, ya es la nada de un todo...Feliz domingo amigos, sonreír, y decir esas cosas al oído.
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