En la mirada de un beso, en el suceder de los días, duende, secreto, fragancia, aroma, sensibilidad, brisa en la nocturnidad de ese amor que vuelve a estar, que volverá a ser, es el silencio de dos personas que se aman, que sienten esa debilidad el uno por el otro, ante la soledad de ambos, en distintos puntos de una tierra, ese día, tras esa noche, los dos pasean, cogidos de la mano, sintiendo la brisa, la ansiada paz, cerca del mar, cerca de ese océano, que está tranquilo, en calma, y a ellos, les acarician las olas, y a lo lejos un barco, se acerca a la orilla, los dos observan ese paisaje, en un plano de ese ambiente, que les invita a estar, a permanecer, y de pronto, suena un beso, y ella siente ese sentimiento, al devenir de esa mirada, llega un abrazo, una inspiración, un pensamiento, y es ese cóctel de fantasías realizadas, está la declaración de él hacía ella, cuando se rompe el silencio, cuando se siente el alma...
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