Y será un placer, verte y saber de tu vida, y abrazarte y
besarte, al son de una música celestial que va de acorde con una luna de verano
que pretende ser fantasía que realiza una historia que quedó sin final, como
una novela que va pasando capitulo tras capitulo y nadie sabe como será ese
camino de rosas y espinas en un mundo de melodía satisfecha, esa pareja que
durante años permanece en la distancia y él siempre se acuerda de ella, y viceversa
y deben de vivir vidas que no les pertenecen, Darío con Estrella, sin amor, sin
duende, sin imán que este hombre lo que desea con toda su alma, es ser libre, y
poder encontrarse un minuto o todos los momentos de su existencia con Clara,
esa muñeca del ayer, convertida en mujer, y que en algún lugar permanece con
otra vida, que no le pertenece y ambos quieren pero el destino no está por ser
un capricho para los dos.Y una tarde de domingo, Clara paseaba por el parque,
por un parque cualquiera, con el pensamiento distraído, cuando se encontró a
Darío, allí sólo sentado en un banco, leyendo un libro, él alza la mirada y
observa fijamente a esa mujer que acaba de pasar por delante de su cara, la
llama, ella se vuelve, y tras la charla inicial,los dos se miran, sonríen, y se
cogen de la mano, el tiempo no ha sido nada, tan sólo un espacio de minutos y
segundos acumulados que han ido encadenando los años sin olvidos y sólo con
recuerdos, se dirigen a un restaurante, cuentan sus vidas, Darío decide que
tiene que hacer algo, por su mente pedir el divorcio a Estrella y ser feliz con
Clara, aquella noche fue solamente para los dos, pasión hasta el amanecer en
medio de besos, abrazos y uno en brazos del otro, ya no había tiempo que
perder, a la mañana siguiente, Darío lo arreglo todo y unos días después, se
llenaba de que ya era un hombre feliz junto a ella Clara, el verdadero amor de
su vida…
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