Inevitable, resistible a la mirada que puede ser
lo que nunca se dijo con los hechos que cambiaron de rumbo en la ciudad de París, paseando muy cerca del
museo de arte donde aquellos pintores extraños, con miradas más que extrañas,
perdidos unidos a su lugar en el mundo, yo quería estar sola, allí en mi lugar,
elegí París, porque necesitaba evadirme y pensar en ese amor de mi vida,
perdido en mi filosofía de la soledad, de mi maldita soledad, sin tan siquiera
lo que quería hacer con mi existencia, quería llorar, reír, evadirme en mi
norte y solamente pensar en esa maravillosa persona que cambio mi alma, mi
corazón y mis auténticos sentimientos, inevitable, cuando en medio de un verano
fugaz, yo quería ser la misma persona enamorada dueña de mis propios errores,
necesitaba buscarle, encontrarle, decirle, y se que el necesitaba de mí, de mis
besos, de mis abrazos, de pasar una noche loca, esa noche loca que nos
pertenecía, ya que era una tensión sexual no resuelta perdida en el tiempo
desde la adolescencia, y a pesar de la madurez, seguíamos los dos con esa deuda
pendiente no perdida sino encontrada en los albores de que nos queríamos, nos
queremos, y yo, allí en medio de París, de la ciudad del amor, de la luz, de la
realidad de un paisaje, lo encontré en un parque sólo, mirando al infinito,
pensativo, sin tan siquiera imaginar que yo el gran amor de su vida, estaba
cerca, a su vera, sigilosamente fui acercándome, y cuando estuve a su lado en
aquel banco, volvió su rostro hacía mí y no hubó reproches, ni enfados, sólo un
abrazo invadió mi persona y fuimos uno en aquel instante de ese parque
maravilloso que volvió a unirnos, nos levantamos y cogidos de la mano, nos
íbamos dando los besos que nos faltaban, después de años, de ausencia, de
soledad, de impotencia, inevitable, ese destino, era nuestro destino, nos
pertenecia, porque estábamos hechos el uno para el otro, y el corazón sin
soledad, ya que en el fondo siempre habíamos sido dos almas solitarias en la
mitad de una frontera, nuestra propia frontera… Paris, se quedará en un Paris
enorme, una ciudad que volvía a unirnos esta vez para siempre, inevitable lo
evitado…

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