Imagine un día que me levantaba
y la vida tomaba otro cariz, comenzaba a andar y andaba con total normalidad,
así, como si fuese un milagro, anduve por mi casa y comprobé que no era un
sueño, que se trataba de una maravillosa realidad, ya no cojeaba, podía correr,
saltar, decidí salir a la calle, y todo era igual, la misma acera, el jardín de
enfrente, la señora que salía a comprar el pan, pero yo no estaba como en la
mayoría de las ocasiones con mi forma de andar, las personas conocidas me
saludaban y me decían que me había ocurrido que andaba totalmente bien, yo les
dije que era la rehabilitación que últimamente me daba un fisioterapeuta
llamado Miguel, tenía una fuerza en mis piernas que era sumamente especial, el
sol a partir de aquel día comenzaba a brillar para mí de otra forma, de otro
modo, y por mi mente se pasó una idea excelente y natural, fui a una iglesia, y
le di las gracias, al Señor por ese milagro que se había producido en mi
existencia, estuve cerca de una media hora, rezando, y al salir de la iglesia,
tenía que hacer otra cosas que me rondaba la mente, me dirigí a una
floristería, compré un bonito ramo de flores, llamé a un taxi, y partí hacia el
cementerio, llegué y me puse delante de la tumba de mamá y las deposité sobre
la lápida, a la vez que le rezaba unas oraciones y sobre mi rostro caían unas
lágrimas de alegría, emoción y satisfacción, mamá era mi Ángel de la Guarda, y
había sido desde que partió a su vida celestial, tras mi paso por el
camposanto, de nuevo llegue a la ciudad, y al irme hacia mi casa, feliz, porque
mi vida a partir de aquel momento iba a ser diferente, me encontré con una de
las personas más importantes de mi vida, ese primer amor al que le debía una,
parece como si todo se sucediese como
tenía que ser, le pedí perdón, y decidimos partir de cero, desde entonces
imagine e imagino que soy y me considero de las personas más privilegiadas del
universo, gracias por creer en mí.

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