Mi querido sentimiento, mi alma profunda que nace, que observa mis reacciones, mis sensaciones, y escribo otro día en mi renacer de los sentidos, pienso en como ha pasado el tiempo, como ha sucedido mi segundo de alguna felicidad compartida, recuerdo a los diecinueve, llegada a la ciudad, llegada a vivir a ese ático maravilloso, con esos nuevos vecinos, con el sol iluminando el rostro, y en unos días le conocí a él, fue una mirada, sin mirar, unas lágrimas, y horas más tarde una charla, a partir de aquel momento, comenzó algo, en mí, y en él, se sucedieron los meses, llegó nuestro encuentro, llegaron esos primeros besos, las caricias, el conocernos los dos, llegaron las manos unidas, llego el tiempo indefinido, y aquella noche a los veinte, nos miramos, nos besamos, nos abrazamos, y me dijo un te quiero al odio, no supe que hacer, no supe reaccionar, sin decir, me fui, seguí mi camino, no se lo dije a nadie, los años volvieron a marcarnos, a decirnos algo sin decir, su destino y mi destino, tal vez cerca, pero lejos a la vez, cuanto me quería, él me quería, me quiso, yo a mi manera, extraña en mí, seguí mi sendero, en esa soledad, porque lo decidí, y el tiempo, nuestra experiencia, la ausencia de muchas e indefinidas ausencias, nos dieron la razón, hoy ya no somos nada, somos dos extraños, sin haber encontrado una felicidad compartida, porque ni él ni yo, ya no estamos en ese camino trazado, quizás el destino, quizás esa actitud, mi sentimiento está, es libre, observa, y yo me observo ya sin él...Feliz fin de semana, amigos, todo será, algún día.
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