En mi niñez, en mis tiempos de azúcar, frente a mi casa del pueblo tuve a un vecino de nombre Mariano, le recuerdo allí en su ventana con la radio a tope, y sus gatos merodeando alrededor, le recuerdo apoyado en la fachada de mi casa, observando quien subía y quien bajaba por nuestra calle pendiente, y acogedora del pueblo, le recuerdo cuando en aquellos veranos, de calor a tope y cosecha en ciernes, llegaba su hermana Lorenza con su familia a pasar unos días, ya que ella residía en Madrid, recuerdo a Mariano cada momento de mi vida, porque fue una parte más de ese camino de mi niñez, le recuerdo al lado de sus otros hermanos, Pascual y Benilde y siento esa nostalgia de unos años quedados atrás y que ya forman parte de ese otro ayer, nuestro ayer, hoy Mariano ya ha llegado a su cielo, a su nueva vida y esta allí sonriendo junto a sus seres queridos a su lado, y de papá, mamá y los abuelos y todos ellos ya son nuestros ángeles y nuestra luz, hasta siempre Mariano, nunca te olvidaré.
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