El duende de una metáfora, ese cauce de un susurro, recordando París, sus calles, una ciudad del amor, para dos almas enamoradas, y será el sentir, y será el pensar, quedamos en los minutos de la inspiración, de la canción entre la melodía, y la fragancia de esa nueva esencia, donde el aroma forma parte de la claridad de unos ojos a la luna, y amanece otro día en la inmensidad, en la profundidad de una historia que comienza, donde domina la sensación de la divinidad, en la debilidad...Feliz martes amigos, cuando se vuelve a ser, se vuelve a entender.
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