El niño de la mano, tres años, la dulzura que merodea los sentimientos, hijo del amor, de la ternura, camina por su vida, por su niñez, y observa, y juega, y sonríe, y besa a la mamá, y es la debilidad de los abuelos, sus ojos son la ensoñación de una profundidad, derrocha simpatía, encanto, será el futuro, será quizás la personalidad, será el tiempo de azúcar, en su tiempo de dulces que saborean su aroma, ese niño de la mano, tiene un nombre, se llama Angel Gabriel, es esa luz, ese horizonte, esa divinidad, en la calma de su infancia...Feliz miércoles amigos, la dulzura, la divinidad de días que vendrán.
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