Llegando del
mar, una mañana de octubre, suave, con un sol tímido y reservado como
observando el paisaje que le toca en el presente día, ya me iba para la casa
procedente del mar, de la playa, como cada día, pensaba en mis cosas, en los
triunfos, en los errores, en ese amor que invade mi alma a cada paso sucedido,
en los amigos de unos años, quedados en el recuerdo y llegados al presente,
unas horas antes cuando estaba frente a ese mar, observaba el horizonte, con
los barcos partiendo y llegando, gentes abrazadas, saludándose, parejas que
vuelven a verse sellando sus labios con un beso de amor, yo pensaba, meditaba y
discreteaba proyectando mi próxima novela, LLEGANDO DEL MAR, a la mañana
siguiente, ya no di mis paseos por la playa, me quedé en casa escribiendo esta
actual novela, ya lo tenía todo meditado, hablaría mas tarde con mi editor y a
esperar los resultados, las suerte, y la nueva sonrisa, imaginaba mi vida con
André, el amor de mi vida, ese amor solamente de vuelta, todo sucedió rápido,
cometido mi error, desapareció de mi existencia, y unos años después el destino
quiso ponernos el uno frente a frente, yo pedir perdón, disculpas de ayer y de
hoy, y volvimos a empezar, yo gozaba de mi fantasia echa realidad, y volvía a
ser feliz, mi libro fue un éxito en todos los sentidos, y llegando del mar, se
convirtió en una llegada a mi ilusión, pensando siempre, que tras la tempestad,
vuelve a salir ese sol por el horizonte y esa luz brillando en el rostro como
días que suceden a otros y la maravilla vuelve a renacer como espejo
transparente en el agua, y para el agua…
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