Hace veinticinco años, si hubiera sabido
reaccionar y aprovechar mis diecinueve al conocer al amor de mi vida, tenía que
haber seguido adelante con aquella bonita historia de amor pero yo ni tan
siquiera sé lo que pasó aquella noche por mi alocada cabeza, que al
declarárseme yo sin mediar palabra le dejé sin explicación alguna, y hasta hoy,
me ha dado la oportunidad de dialogar y yo me he mantenido en mi silencio y no
entiendo el porque el destino tiene siempre o en la mayoría de las ocasiones la
última palabra, yo sé muy bien a quien quiero, y con quien quiero estar, en
estos momentos de mi vida, me encuentro sola y no es una soledad buscada,
podría haber sido totalmente diferente, y aun estoy a tiempo de una palabra o
miles de palabras, habríamos sido, habríamos cambiado si esa puerta aquella
noche de septiembre no se hubiera abierto, todo tenía que ocurrir así, ya es
imposible dar de cabezazos o llorar por las noches o a los amaneceres, ya somos
lo suficientemente maduros para saber lo que o no queremos, habríamos sido los mejores o los peores, nos habríamos casado, habría nacido un niño,o quizás una
niña o dos niñas o que se yo, pero la vida da tantísimas vueltas que siempre habrá
un tal vez, sabiendo a ciencia cierta que aquella persona maravillosa de los
besos de caramelo y los abrazos y caricias interminables era sin lugar a dudas
y el amor de mi vida, y lo será el resto de mi existencia, es tan bonita la
vida con amor, que no sabemos lo que nos perdemos hasta que realmente no lo
perdemos, confiemos un poquito más en nosotros mismos y nos irán las cosas
muchísimo mejor, nos aplicaremos el cuento en el futuro próximo y no decir habríamos sido sino hemos sido y lo somos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario