Es lo que quiero, lo que deseo,
caminando por un mundo dónde hay sonrisas y lágrimas que se dan cuando la
impotencia invade la meta lograda, un amigo al que considero como si fuese mi
hermano, el año pasado un año antes de terminar el año me dijo nunca dejes de
escribir, se quedó mirándome como si ya adivinase lo que estaba pensando yo le
dije, es mi vida, escribir guía mis pasos, hace que me siente bien, cuando
estoy por los suelos, porque sube mi autoestima cuando pienso con negatividad,
me relaja, recuerdo que hace cuatro años fui a una residencia de un pueblo para
visitar a una tía que estaba allí abandonada por su propio hijo, es muy duro,
pero fue la realidad, la encontré muy mal, delgada, desorientada, con la mirada
perdida, al mirarla fijamente sentí una pena muy profunda en mi alma, llegue a
casa y al encerrarme en mi cuarto, lloré desconsoladamente meditando porque
tenía que haber una persona tan ruin en la vida, abandonar a su madre, la que
le dio la vida, como si fuese una colilla, pero no quiero más entrar en
detalles, y solamente quiero decir que automáticamente cuando ya estuve más
serena, cogí mis folios y comencé a escribir sin pensar en otra cosa, horas después
estaba totalmente tranquila, pienso muchísimo en la tía querida que falleció
víctima de la soledad y la pena, pero cuando la recuerdo, la imagino allí en su
mundo celestial con las personas que amaba, tranquila y habiendo recuperado la
alegría, pero a lo que quiero llegar es que escribiendo es la mejor terapia
para superar cualquier contratiempo, hoy al conectar la televisión, hablaban de
un documental sobre personas enfermas que están atadas a una máquina y no
pueden hacer una vida normal, son personas muy desgraciadas medito en la suerte
que tenemos de estar bien, y que podemos vivir una vida como nos plazca y dando
las gracias a ese Dios y a ese destino porque tenemos la salud y la creatividad
que nunca nos abandona, es lo que
quiero, es a quien quiero…

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