El juego de un destino, una calurosa tarde de un
veinticuatro de julio, cuando unos preparaban sus maletas para partir de
vacaciones, otros se embarcaban en el tren para visitar Santiago de Compostela
en su día grande, jóvenes con sus mochilas a la aventura, matrimonios con hijos
ilusionados por la visita a la ciudad, alguna joven que iba a ver a su chico,
otros simplemente para vivir una aventura, pero aquel tren, nadie imaginaba y
estaba maldito, cuando aquella curva a una velocidad sin límite, hizo que todos
los vagones volaran por los aires, y otros quedasen en el aire, o partidos por
la mitad, la gente sollozando, desorientada, cadáveres esparcidos por las vías,
un muerto, diez, veinte, finalmente setenta y ocho, el juego de un destino, que
estaba marcado para las vidas de todas esas personas que perdieron la vida, y
algunos fueron héroes como Abel, que salvo a una niñita rubia, como de anuncio
con rasguños, que buscaba a sus papás, ya no se sabrá que será de esa muñeca,
pero Abel como su Ángel de la Guarda se preocupara por ella, tal vez los padres
no aparezcan nunca, pero la nena, será adoptada y tendrá un infancia feliz,
algunos fueron a un bautizo, y se quedaron para ir a un entierro, otro señor no
cogió ese tren, iba a cogerlo pero una decisión de última hora hizo que su
destino fuese distinto, pésames de Reyes, Presidente del Gobierno, Principes,
pero España además de su crisis, sigue con la oscuridad y vuelve la vida a
continuar hacia adelante sin mirar atrás, a continuar con la vida diaria, y
aquellas víctimas que han perdido la vida, hoy ya son esos Ángeles de la Guarda
del verano, que van a velar por sus seres queridos en algún lugar, ese juego
del destino que en ocasiones no entendemos en nuestra pobre mente, pero es la
triste realidad…
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