Armando, le conocí siendo un tipo gris, tirado en medio de la
calle, con la mirada perdida, desorientado, macilento, triste, sin rumbo
totalmente perdido, yo pasaba en mi soledad de mi paseo diario y le mire, me
llamó la atención y quise hacer algo por él, necesitaba ayudar a alguien, no
pedí ayuda a nadie, personalmente le ayude, ni tan siquiera podía hablar, lo
levante de la acera, lo cogí de su brazo
y sabía muy bien dónde llevarlo a un centro de ayuda y desintoxicación, porque
veía que estaba bajo los efectos de las drogas y el alcohol, yo pertenecía a la
misma asociación, mi hermano estuvo unos cuantos años ingresado y ahora es una
persona totalmente recuperada, Armando se dejaba llevar, era como un muñeco de
trapo en manos de todo el mundo, unos días después fui de nuevo a verle y
Armando ya parecía otra persona, con la mente mas despejada, estaba alimentado,
y su mirada ya no estaba para nada
perdida, comenzó a preguntarme que le había ocurrido para que fuera llevado a
ese centro, yo le explique, le dije que le quería ayudar, Armando me contesto
que porque hacia aquello, yo le respondí que mi lema era ayudar a los necesitados, de su rostro
salieron unas lágrimas, me explicó cual había sido su triste vida, su esposa le
abandono un día porque sí, llevándose a sus cinco hijos, de los cuales ya no
sabia nada, estaba completamente sólo en el mundo, y reconoció haber tenido
muchísima suerte al encontrarme a mí… un año después Armando ya estaba
recuperado, salió del centro con ganas de comerse el mundo, comenzó a trabajar,
lo celebramos por medio de una comida en un agradable restaurante, todo fueron,
risas, alegrías y olvidos de un ayer oscuro para pasar a un presente y un
futuro lleno de luz, gracias por conocer a personas como Armando que quieren y
se dejan querer.
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