Adiós querido chico, te
has ido en el último día de las fiestas, en la plaza de toros pasándotelo muy
bien un desgraciado accidente te ha topado de bruces con la muerte, te quedaste
en las puertas de la adolescencia, la juventud, el destino te tenía preparado
un final del camino a los quince años casi dieciséis, te has perdido esa pandilla de amigos que siempre te
esperaba, estar al lado de esa chica que te hacia tilín, unos años más tarde la
universidad, el primer trabajo, esos conciertos que sé que tanto te gustaban,
ahora ya perteneces a la otra orilla y estarás en el centro del cielo,
observando y transmitiendo con tu luz paz, para tus seres queridos de la tierra,
serás el Ángel de la Guarda que estará allí, protegiendo y cuando esos amigos
brinden para ti, mirando a ese cielo, tu les sonreirás y ellos caminaran por la
vida con paso firme y seguro y con la energía que les falta en algunas
ocasiones, seguro que les enseñaste tantas y tantas cosas, porque con tu
dulzura y ternura eras todo corazón, yo no te conocía pero cuando he escuchado
en la radio lo que había ocurrido mis lágrimas caían por mi rostro, porque eras
todavía muy joven y te quedaba una vida por vivir, pienso en tus padres, como
se encontraran en estos momentos, sin tu presencia, esos hermanos si los
tenías, has dejado muchas personas que te querían y te adoraban, pero la
desgracia muchas veces viene sin avisar y nos deja a todos sin saber qué hacer,
lo único que se puede hacer es rezar, vivir la vida aprovechar los momentos
buenos que ella nos ofrece y olvidarnos de la negatividad para rodearnos de
gente que merece la pena, adiós querido chico, que en esa otra orilla sigas
siendo feliz, todos te recordarán.
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