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Adiós a Carmen,
con ella se fue una parte de mí, y me veo en la obligación de ser feliz,
pensando en esta madre de mi mejor amiga, que me aporto en mi
vida, suma confianza, palabras de conciencia, y desde que yo era pequeñita
estuvo en la sombra, observando los juegos y la complicidad entre Araceli y yo,
se reía nos daba consejos que nosotras no hacíamos caso omiso, compartimos
muchos momentos de las fiestas a su lado, en aquellas cenas de la plaza, en la
peña, en las carreras de cintas, de motos, con sus nietos, sus hijos, su
esposo, aquellos amigos, su partida, me ha dejado un mal sabor de boca, además
de que tengo una pena profunda, aunque también quiero luchar por mí, porque eso
es lo que Carmen hubiera querido, cuantas veces recuerdo sus palabras en mi
pensamiento, nunca las voy a olvidar, lo que más me ha dolido por mi parte, es
no haber podido acompañarla en su último viaje, no pudo ser, por aquellos días
no me encontraba bien de mi lumbagia y fue una triste casualidad, me he
recuperado, me siento muy bien, y hoy lo que importa es que nos queda su
recuerdo, sus días, y que siempre será nuestro Ángel de la Guarda, y dejará una
huella imborrable en nuestra vida, Adiós a Carmen, nuestra Carmen...
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